La educación sexual de los hijos continúa siendo, para muchos padres, una cuestión tabú. Los expertos recomiendan tratar el tema con naturalidad desde los primeros años de vida y no esperar a la adolescencia
Colaboración para el artículo de María de la Huerta
Aunque la educación sexual de los hijos es un “proceso continuo”, que “empieza en los primeros años de vida”, según apuntan los expertos, muchos padres continúan “focalizando la información” en la adolescencia. Ese sería el “peor momento” al existir un mayor “distanciamiento”. Los especialistas recomiendan a los progenitores ser “naturales” y “cuidar la actitud” con la que se abordan estos temas -“la mejor forma de diálogo es el debate”, subrayan- para conseguir generar un “clima de confianza” que predisponga a los jóvenes a hacerles partícipes de sus problemas, pero manteniendo unos “límites”. “No deben indagar en su intimidad. Los padres son padres, no colegas”, subrayan.
Miedos, vergüenza, inseguridad, palabras que no salen, frustración… aunque cada vez se hable de sexo con más naturalidad, hacerlo con los hijos continúa siendo, para muchos padres, un tema tabú, que suelen pasar por alto hasta la llegada de la tan temida adolescencia. Los especialistas insisten, sin embargo, en que la educación sexual es un “proceso continuo”, que “empieza en los primeros años de la vida” y, por ello, consideran un error esperar a que los chavales entren en la pubertad para abordar ese tipo de cuestiones.
“Todavía se sigue focalizando la información en la época de la adolescencia, pese a tratarse del peor momento, porque es cuando los hijos están más distantes”, subraya la ginecóloga y vicepresidenta de la Federación Española de Asociaciones de Sexología Francisca Molero, quien asegura que los padres tienden a iniciar el diálogo a esas edades, fundamentalmente, por el miedo al embarazo y a las enfermedades de transmisión sexual. “Existe una práctica bastante extendida, que es la de asustar a los chicos. Claro que hay que hablar de riesgos, pero no es bueno centrarse solo en eso, porque se puede producir el efecto contrario, y es que los chavales, directamente, no hagan caso”, apunta Molero.
En la misma línea, el vicepresidente de la Sociedad Gallega de Sexología, Emilio López Bastos, destaca que durante la adolescencia se produce un “alejamiento” entre padres e hijos que afecta a “muchos ámbitos”. “El adolescente empìeza a crear su propio mundo y no deja entrar en él fácilmente a otros que no pertenezcan a su ámbito de relaciones”, subraya López Bastos, quien considera fundamental “escoger muy bien el momento y el lugar” para abordar el tema, y, sobre todo, “cuidar la actitud con la que se habla”. “Si se les habla desde arriba, como la voz de la experiencia, se cerrarán en banda. La mejor forma de diálogo es el debate”, señala.
Por su parte, Molero, autora del libro Sexo joven -un manual basado en su experiencia de veinte años hablando con jóvenes, pero “también útil para padres que necesiten orientarse sobre en qué momento se encuentran sus hijos”, y que aborda aspectos como los cambios fisiológicos en la adolescencia, el enamoramiento, las primeras parejas, las conductas saludables, los métodos anticonceptivos, la orientación y la identidad sexual, etc… -, aconseja a los progenitores que intenten, ante todo, ser “naturales”, e insiste en que no se deben forzar las conversaciones sobre sexo. “Cada vez hay más fluidez, aunque aún queda mucho por mejorar”, sostiene esta experta, quien recomienda abordar el tema cuando, por ejemplo, “sale una noticia en la televisión o en los periódicos, si se trata en un libro, etc…”. “Lo importante es ir preparando el terreno para que se establezca un clima de confianza. Si esto se logra, cuando los hijos tengan un problema, van a recurrir a sus padres”, asegura.
La vicepresidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología rechaza la creencia, que todavía persiste en algunos padres y en determinados sectores, de que hablar de sexo con los hijos les incita a mantener relaciones. “Eso no es cierto. Cuando las personas disponen de información fiable sobre un tema, tienen más capacidad para saber decidir y responsabilizarse de sus actos”, remarca.
Los especialistas consultados coinciden en la necesidad de “poner unos límites” a la hora de dialogar sobre sexo con los hijos. “Los padres no deben preguntar sobre experiencias sexuales concretas. A nadie le gusta que pretendan indagar en su intimidad”, destaca el vicepresidente de la Sociedad Gallega de Sexología, y matiza: “Sí se puede y se debe abordar otros temas relacionados como, por ejemplo, las reglas de una ‘sexualidad sana': actuar desde la libertad, saber decir que no?”, indica López Bastos.
Francisca Molero cree que algunos padres, en su afán de sobreprotección, “invaden en exceso la intimidad” de sus hijos. “Una cosa es darles información, para que cuando tengan un problema sepan a quién pueden recurrir, y otra bien distinta es querer indagar en su privacidad”, aclara, y remarca: “Los padres son padres, no son colegas”.
Charlas para padres
Para ayudar a padres o tutores de adolescentes a resolver dudas y encauzar las conversaciones sobre sexo, el centroQuérote+ de A Coruña -dependiente de la Dirección Xeral de Xuventude y que asesora de forma anónima, confidencial y gratuita a jóvenes en numerosos temas relacionados con el ámbito afectivo-sexual, como la igualdad, la diversidad, la tolerancia, la seguridad en el uso de las nuevas tecnologías, etc…-, organiza charlas que buscan “crear un espacio de reflexión que les permita verbalizar la sexualidad en el proceso educativo de sus hijos y desmantelar ciertos mitos que son claves en las relaciones de los más jóvenes”, explica Nuria Roibás, psicóloga del centro coruñés, quien destaca, entre las barreras que los progenitores deben derribar para hablar de sexo con sus hijos “el creer que éstos aún son demasiado pequeños, el sentimiento de vergüenza y el no saber cómo enfocar la conversación”.
Publicado en: Faro de Vigo, el 7 de Octubre de 2012.
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